Entre los chicos de clase, si es que le encuentras allí, puedes distinguirle por su constitución alta y delgada, su tez clara, y, de arriba a abajo, un pelo moreno muy corto, unas cejas poco pobladas, unas gafas cuadradas tapando sus ojos azul claro, y una expresión entre alegre y seria, dependiendo de si está atendiendo o no.
De los rasgos faciales no siempre puedes acordarte, porque suele esconderse detrás del portátil (cuando no lo tiene roto).
Tiene una voz grave que no se deja oír con frecuencia si le acabas de conocer, por lo que al principio parece un chico tímido y poco hablador, pero cuando coge confianza no hay quien le calle, cosa que hace muy rápido.
Suele llevar una camiseta y un polo acompañado de unos vaqueros y deportivas (para correr detrás del autobús y escapar rápido a la cafetería), y rara vez le verás con ropa de manga larga y con la ventana cerrada, aunque estemos en invierno y la calefacción esté apagada.
Si pudiera viajar a donde quisiera...
Me gustaría ir a Irlanda. Nunca he sido un buen turista, no me gusta ir a un sitio para mirar estatuas o catedrales, disfruto con algo tan simple como puede ser quedarse tumbado en el parque bajo el sol con mis amigos o por la noche tomando algo en un bar, y es un sitio conocido por ambas cosas.
Irlanda es un país en el que abundan las zonas costeras y los paisajes verdes (pueden presumir de ser el país con 40 tonalidades distintas de verde). Es la cuna de la música celta, que es de mis favoritas, y si te cansas del campo y de las vistas que quitan el hipo, siempre puedes ir a uno de los cientos de pubs que puedes encontrar tanto en Dublín como en Belfast.
En la costa nos encontramos una zona muy curiosa conocida como la calzada de los gigantes (a la izquierda), una serie de columnas de columnas de basalto causadas por el rápido enfriamiento de la lava hace millones de años.
Por otra parte, también tiene varios parques naturales, como el de Connemara (a la derecha) o el Burren, lo que hace, en definitiva, que sea un país en el que no me importaría perderme con mis amigos, ya que de una forma u otra acabaríamos en un lugar en el que pasar un gran día.
Autorretrato:
Soy un chico alto, delgado, de piel clara y ojos castaños. Tengo el pelo moreno, no demasiado corto, muy liso y muy suave, con unas cejas bastante pobladas y, dependiendo del día de la semana, la barba a juego (me afeito cada tres o cuatro días). Por lo general mantengo un gesto neutro, que no da mucho a entender mis emociones ni mis pensamientos, pero llevo la alegría por dentro, soy muy alegre, aunque no siempre se me note.
Tengo una nariz recta, no muy ancha, que acaba en una punta redondeada, unos labios carnosos de color rojo claro y unos carrillos abundantes, suaves y blanditos, aunque últimamente están empezando a salirles pelos a ellos también.
No tengo ni músculo, ni grasa, el vello corporal brilla por su ausencia desde siempre, tengo unos pies grandes y unas manos igual de grandes, con unos dedos que suenan con la mínima flexión de las falanges (algo que también me pasa a veces con los tobillos).
Siempre llevo ropa cómoda, como unos vaqueros y una camiseta, salvo en ocasiones especiales. Me gustan los colores oscuros, pero también adoro la ropa blanca, aunque dure muy poco blanca.
No soy muy tiquis miquis con lo que llevo puesto, pero siempre intento estar lo más presentable posible con lo que tengo (aunque me arregle a última hora, siempre le hago una visita a la plancha).